Cada Aniversario de la Facultad de Ingeniería de la UNNE, cada 5 de marzo, es tiempo de
inagotables recuerdos, anécdotas, emociones, reconocimientos y, por sobre todo
eso, se vivirá un clima de satisfacción en todos los integrantes de esa familia
universitaria por haber sido partícipes de la consolidación de una casa de
estudios, nacida hace 55 años, que hoy es conocida y reconocida por sus pares
de todo el país y de los países vecinos. Una frase que a menudo se escucha decir
a su actual Decano, doctor ingeniero Jorge Pilar es: “En cada obra o emprendimiento que vemos a
diario en el nordeste, está la impronta de un graduado de la Facultad de Ingeniería de
la UNNE”.
Esa impronta comenzó a gestarse allá por 1957, cuando un grupo de
ciudadanos chaqueños se animaron a soñar una carrera necesaria e imprescindible
para la época, vinculada con el desarrollo de la infraestructura local. Una
carrera que permitiera tener profesionales capacitados para los emprendimientos
en ciernes.
Como todo en nuestra sociedad, el parto no fue sencillo. El largo camino
para obtener una Escuela de Ingeniería tuvo que superar luchas entre localismos
y sectarismos, todos escollos que se fueron salvando a fuerza de convicciones y
esfuerzos personales de soñadores y visionarios, de verdaderos pioneros, como el
Dr. Arturo Lestani, el Dr. Abraham Jaroslavsky y el Dr. Roberto Gustavo
Pisarello Virasoro, el contador Antonio Lezcano y el doctor Antonio Besil, por
entonces consejeros superiorer por los alumnos y el ingeniero Emilio García
Solá, que en aquella época era consejero superior por los profesores, hoy aún
en actividad como profesor de la Facultad y Director del
Departamento de Físico Química, entre tantos otros.
Todo ese esfuerzo logró las adhesiones necesarias para que el 7 de
diciembre de 1957, el Consejo Superior de la UNNE, mediante la Resolución N° 237, cree la Escuela de Ingeniería
Civil, teniendo en cuenta los argumentos expuestos por la Junta Promotora
Universitaria de la
Provincia del Chaco. Sin embargo, todavía no se garantizaba el
inicio del funcionamiento de la misma.
Ese fue el punto de inflexión para lo que se veía como una nueva lucha
para la puesta en marcha de la
Facultad. En los meses siguientes a la creación de la Escuela de Ingeniería, los
integrantes de aquella Junta Promotora se abocaron a una nueva cruzada: conseguir
que durante el ciclo lectivo 1959 iniciara las actividades la Escuela creada.
Para ello, esa Junta Promotora comenzó a enviar notas al Gobernador de
la época, Anselmo Zoilo Duca, y al Rector interventor de la UNNE, Oberdan Caletti, en las
que manifestaban la necesidad de contar en el Chaco con la carrera de
Ingeniería.
Por entonces, la Junta Promotora
resaltaba “la necesidad de las actividades de la escuela en cuestión en esta
zona, en cuya normal evolución el ingeniero es factor indispensable, pasando
luego a la consideración del déficit nacional y universal en materia de
técnicos, dado el impulso del adelanto industrial y, en particular, la
insuficiencia de escuelas técnicas.”
Bajo ese concepto de “necesidad” comienzan a aparecer adhesiones de
distintos sectores de la sociedad chaqueña, desde los Centros de Estudiantes
que funcionaban entonces, miembros del Consejo Superior, Consejos
Profesionales, Centro de Ingenieros, medios de comunicación, Cámara de
Comercio, Cámara de Diputados y hasta del propio Gobernador Duca.
Era previsible el desenlace de la historia. Como corolario de tantos reclamos
y solicitudes, el 5 de marzo de 1959, el Consejo Superior de la UNNE dicta la Resolución N° 998, que
fuera suscripta por el Profesor Oberdan Caletti, Rector Interventor de la UNNE, y el Dr. Carlos Porta,
Secretario General, según la cual se decidía “Autorizar al señor Rector
Interventor a poner en funcionamiento este año lectivo el Primer Curso de la Escuela de Ingeniería
Civil…”, siendo su primer Director Organizador el Agrimensor Marcos Rodolfo
Marangunic.
Cincuenta y cinco años pasaron de aquel acontecimiento. Más de cinco
décadas que pusieron a prueba el temple de los ciudadanos de la nueva provincia
y que marcaron a fuego, no sólo a la Universidad, sino a toda la región pues, como se
mencionó antes, cada obra o emprendimiento que se ven a diario tienen la
impronta de un ingeniero recibido en la Facultad de Ingeniería de la
UNNE. Y este es el mejor legado de esos
pioneros y visionarios que se pusieron al hombro la tarea de construir los
cimientos de nuestro Chaco.
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