viernes, 11 de julio de 2014

Nota de la Revista Futbolística+Mente al profesor Ricardo Barrios D´ambra

Cargas dinámicas, oscilaciones y puntos cardinales
"HINCHADA": LA CLAVE A LA HORA DE CONSTRUIR UN ESTADIO
"El que no salta es un inglés. El que no salta es un inglés". Viejo y conocido cantito de cancha como pocos. Pero este himno futbolero... ¿podría ser determinante a la hora de construir un estadio? ¿Tan importante es el salto de los hinchas que por ellos tuvieron que modificarse las reglamentaciones de las construcciones de los escenarios futbolísticos más importantes del mundo entero? Te contamos por qué el Coliseo Romano sigue siendo un ícono estructural, mientras que el Maracaná tuvo que reconstruirse casi por completo, y los vecinos del club River tienen al Monumental "en la mira". Esta vez sí, la pasión (y las fuerzas dinámicas, claro). ¡Le ganaron hasta a las ordenanzas!

El Coliseo Romano nunca hubiera tenido problema de vibraciones, y miren que tiene 1.944 años y una estructura para 50.000 espectadores. Nada que envidiarle a ningún estadio moderno. Lo que ocurre es que fue construido ¡¡¡con materiales de sobra!!! En cambio en construcciones de la actualidad, tenemos ejemplos totalmente diferentes. En el estadio de Gremio de Porto Alegre tuvieron que colocarse barras de acero para evitar las vibraciones, en el Maracaná se demolió la loza, el alero, y a las tribunas se les cambió la pendiente porque la gente no veía bien. En Ottawa, directamente, hubo que demolerlo. Y hoy el Monumental de River está siendo seguido muy de cerca, luego de las denuncias de gran cantidad de vecinos.
"Es que hace 70 años atrás la gente iba a un estadio y se sentaba a mirar, pero hoy cambiaron las costumbres y también los destinos. Hoy el fútbol comparte escenario con los recitales, y los 'hinchas', sean de un equipo, sean de una banda, no paran de saltar desde que llegan hasta que se van. Y como los nuevos comportamientos no se van a modificar. se pensó: 'mejor, modifiquemos los reglamentos'", cuenta el Ingeniero en Construcciones Ricardo Barrios D'Ambra, docente de la Universidad del Nordeste e investigador de las características dinámicas de los estadios; entre ellas el Morumbí de San Pablo, y el Monumental de River Plate.
Sol: el enemigo de los arqueros
Que el sol no vaya de arco a arco para no encandilar a los jugadores. Que los techos no sean cerrados, o al menos corredizos para no secar el pasto. Que se mida primero el viento y que las estructuras soporten las instalaciones eléctricas. Que haya lugar con buena vista para periodistas y fotógrafos. Que los vestuarios sean cómodos y los baños suficientes. Que los pasillos, rampas y escaleras sean perfectos porque por ellos, tienen que ser evacuados 70 mil personas en solo 5 minutos.
Si ya esto parecería ser suficientemente completo (y complejo) para construir un estadio, la verdad es que "no". Falta tener en cuenta lo más importante, algo que por no haberse pensado con anterioridad, fue el "dolor de cabeza" de varios clubes de fútbol, y más aún, del bolsillo de sus dirigentes: "la hinchada", esa "barra quilombera que no deja, que no deja de alentar".
¿Sin pasión 75 kilos? Con pasión. ¡150!
¿Alguna vez fuiste a la cancha a ver un partido o un recital y por un instante, mientras todos saltaban, te quedaste quieto? Si lo hiciste, te habrás hasta asustado de sentir como se mueve la tribuna.
Si nunca lo hiciste. la próxima, solo por gusto, comprobalo. Lógicamente, es que si algo tiene la hinchada, y más aún la hinchada saltando, además de pasión. es fuerza. Y si siempre creímos que con tanta adrenalina nuestro pecho parecía estallar y nuestro corazón vibrar. te contamos que eso mismo "sienten" las casas y departamentos de todos los vecinos del lugar.
"Y sí, los saltitos son determinante, tanto, que los reglamentos en Argentina y otros países del mundo tuvieron que comenzar a reverse. Es que antes se pedía que se calcule la estructura del estadio de acuerdo al peso de la carga de gente; aproximadamente se piensa en 5 personas por metro cuadrado, pero se calculan unos 750 kilos porque la gente está en movimiento, ya que no es lo mismo el peso que tenemos cuando aplicamos una fuerza estática (que no cambia en el tiempo) cuando nos paramos en un tablón, que la carga dinámica (la que varía constantemente en muy poco tiempo) que se da si vengo corriendo y me tiro arriba, es el doble, o más. Calculado así está perfecto y la estructura resiste. Pero, seguimos sin tener en cuenta lo más importante." ¿'que el que no salta es un inglés'? Tal vez.
El mismo efecto que una hamaca
"El problema es que con menos cargas que esa, pero con el efecto de toda la hinchada saltando en la estructura, se genera una oscilación hacia arriba y abajo similar a cuando un padre hamaca a su hijo; la hamaca sería la tribuna, y el padre. los hinchas saltando.
La hamaca, al igual que la tribuna, es como un péndulo que se balancea. El número de veces que va y viene en cierta cantidad de tiempo se denomina frecuencia. Cuando uno empuja la hamaca, espera que el recorrido llegue a lo máximo, y ahí lo vuelve a empujar para que tome más impulso, porque si hago la fuerza antes que termine el recorrido la estoy frenando, y si se la aplico muy seguido no se hamacará. Con un movimiento mucho más lento y tratando de acompañar la frecuencia logro amplificarlo.
El problema de resonancia, entonces, no tiene que ver con la magnitud de la fuerza sino con la forma en que se aplica la carga en el tiempo. No hace falta que sean muy grandes, sino que la frecuencia de la carga 'tenga la mala suerte' que coincida con la frecuencia natural de vibración de la estructura".
2 o 3 ¡¡¡saltos por segundo!!!
"A veces los saltos se producen amplificaciones tan grandes; que han provocado la remodelación casi completa o la destrucción total de los estadios. Cuando se hizo el de Gremio en Porto Alegre, por ejemplo, se dimensionaron las cargas como si solo fueran hacia abajo, lo que es lógico por el efecto de la gravedad. Sin embargo cuando empezaron asaltar en forma coordinada, las estructuras iban hacia abajo, pero rebotaban y volvía hacia arriba. Y las tribunas, justamente, no estaban preparadas para resistir cargas de abajo hacia arriba.
Antes no se tenía en cuenta, por eso ahora la nueva tendencia es analizar con simulación numérica a través del llamado 'Método de los elementos finitos' las frecuencias naturales de vibraciones de las estructuras, que calcula con la cantidad de veces que un grupo de personas puede saltar; entre 2 o 3 saltos ¡por segundo!".
Por suerte la ciencia y la tecnología comprenden de pasión y hacen todo lo posible para ayudarnos con ella. Si queremos saltar. Saltemos.
¡Los ingenieros, total, se encargarán de ello!
[Arena da Amazonia... ¡el estadio ecológico!]
Después de la elección de la localidad Manaos para albergar la Copa, se decretó el final del viejo estadio Vivaldo Lima, que fue demolido para dar paso al imponente "Arena da Amazonia". Este recinto tiene capacidad para 40 mil personas y es el escenario de cuatro encuentros de la Copa del Mundo. "Estamos construyendo en medio de la selva amazónica la nueva 'ópera' para el deporte del siglo XXI", declaró Miguel Capobiango, arquitecto a cargo de la obra.
[ RICARDO BARRIOS DAMBRA ]
Es Ingeniero en Construcciones, Especialista en Ingeniería Estructural y Magister en Mecánica Aplicada al Análisis y al Proyecto en Ingeniería. Además, se desempeña como docente de la cátedra "Estabilidad" y "Estructuras" de la Universidad del Nordeste.
Ente otros estudios, realizó investigaciones sobre las características dinámicas de los estadios de fútbol, entre ellos el Morumbí de San Pablo y el Monumental de River Plate.
Su ubicación es privilegiada, se encuentra en el corazón de la selva más extensa del mundo y 'decorado' con el río Amazonas de fondo.
Pero lo más particular de este escenario no es su paisaje, sino su ¡característica ecológica! Es que aprovecharon que este estadio se encuentra en una zona muy lluviosa, y le construyeron una cobertura transparente que tiene la capacidad de captar el agua de las precipitaciones por medio de siete tanques de 120.000 litros cada uno, que luego se reutiliza para riego. Así, se convierte en la primera estructura de la región norte del país con un certificado ecológico.

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